Una voz de Ucrania en Washington DC

Mariia: estudiante y militante

Mariia Hlyten, de 22 años, es una estudiante y militante ucraniana. El amor por su patria está en todo lo que la rodea en su pequeña casa en Estados Unidos. Siempre ocupada, entre clases de Comunicación y su trabajo como activista, sus pensamientos la mantienen atada a su país y a los suyos.

"Pienso en mi familia, en mis amigos, algunos que ya no están. Es difícil ser completamente feliz".
Cada noche espera el mensaje de su madre, la señal de que ha sobrevivido otro día y que está bien, aunque los apagones a veces imposibiliten esta evidencia vital. Con hiperhidrosis provocada por el estrés y una rutina agotadora, expone cómo sigue adelante. Para salvarse de la añoranza, busca refugio en los bosques cercanos, que le recuerdan los Cárpatos.
"Estoy aquí para dar voz a quienes ya no pueden hablar."

Su misión es clara: contar la historia de su país, incluso desde lejos, y mantener viva la esperanza de regresar a una Ucrania en paz.

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Una joven voz de Ucrania en Nueva York

Anastasia: la adolescente refugiada en NY

Anastasia Panchenko llegó sola a Nueva York a los 15 años, cuando la invasión rusa se intensificó en su país y decidió buscar un patrocinador para emigrar a EEUU. Después de un breve paso por Alemania con su madre, decidió que quería empezar a construir una vida en Nueva York. Hoy vive en el vecindario conocido como "La Pequeña Ucrania". Rodeada de restaurantes, tiendas y una iglesia ucraniana, encuentra allí un pedacito de su tierra.

"El primer día pedí un plato de borsch y me puse a llorar. Era el sabor de mi casa".
Adaptarse no fue fácil, especialmente por ser una adolescente y por tener que hacerlo de manera forzada. Anastasia hoy puede seguir su pasión: el teatro. Lo hace ya no solo como una vía de diversión, sino sobre todo para expresar y visibilizar lo que está pasando en su tierra. En Nueva York, se unió a otros jóvenes ucranianos para contar sus historias en el escenario. Con sus monólogos, relatan la guerra y el dolor que han vivido. "No es algo que se disfruta, pero es importante observar y entender".
"Los boletos se agotan. La gente viene, nos apoya, dona. Siento que logramos algo en cada función."

A través de la actuación, Anastasia busca que la audiencia experimente, aunque sea por un momento, lo que ella y millones de niños ucranianos enfrentan. Ver a otros jóvenes de su edad vivir sin preocupaciones le provoca envidia, pero también le recuerda su misión: luchar por la libertad de Ucrania.

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Una madre ucraniana en busca de futuro en EEUU

Anastasia: la bailarina que se mudó a EEUU con su hija de 9 años

Anastasia Rudenko llegó a Estados Unidos con su hija María, de 9 años, buscando un lugar seguro. A través del programa Unidos por Ucrania, encontró una mujer en Maryland que la patrocinó.

" Perdí mi vida anterior. Ahora, tengo que empezar de cero."
Adaptarse ha sido un desafío, especialmente con el idioma. "Me preocupaba que mi hija se sintiera sola en la escuela. Yo apenas sabía decir ‘hola’ en inglés," confiesa. Sin embargo, tanto ella como María han encontrado apoyo en su nueva comunidad y en los maestros de su hija.
"Vine aquí por mi hija, porque quiero darle un mejor futuro."

Aunque extraña la vida que dejó atrás por la guerra rusa en Ucrania, donde ejercía como profesora de baile, Anastasia se enfoca en construir un nuevo hogar para María. Le gusta leer, dibujar y bailar, y tiene la esperanza de que, con el tiempo, las cosas mejoren. Mientras tanto, continúa cuidando de su hija y su propio bienestar, decidida a darle la educación que se merece.

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Una nueva vida para Oksana

Oksana: una psicóloga y abuela que llegó a EEUU para reunirse con su hija y nieto

Oksana Pikula dejó Ucrania cuando comenzó la guerra. Entre ataques de pánico y miedo por su seguridad, su esposo le sugirió mudarse para estar cerca de su hija y su nieto en Virginia, Estados Unidos. Ahora, disfruta cada momento con Oliver, su nieto de 6 años, quien entre otras cosas se ha convertido en su mejor maestro de inglés. "Oliver me entiende y yo lo entiendo a él," dice, sonriente.

En Ucrania, trabajaba como psicóloga infantil. En Virginia, encontró empleo en una guardería, donde cuida de bebés de 3 meses hasta un año de edad. Le encanta su trabajo, aunque extraña su vida anterior y su idioma natal. Sueña con abrir un centro infantil que expanda la cultura de su país y ayude a las mujeres que llegan solas buscando mejores oportunidades para sus hijos.

"Apoyo a Ucrania y me uno a las marchas. Aquí en el área de Washington DC, hay una gran comunidad que nos respalda."
Logró con el paso del tiempo integrarse en la comunidad local y participa junto a su hija de manera activa en manifestaciones a favor de Ucrania frente a la Casa Blanca y el Congreso. Agradece el apoyo no solo de otros ucranianos, sino de estadounidenses y personas de diversas nacionalidades que se han unido para ayudar. Para ella esta solidaridad es un acto de humanidad que le da fuerzas en su nueva vida.
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La tarea de apoyar a Ucrania desde EEUU

Elena: líder de la Fundación Futuro para Ucrania en EEUU

Con el estallido de la guerra en Ucrania, Elena Nikolaienko y sus amigas, quienes trabajaban en distintos sectores, sintieron la urgencia de ayudar. Ella había trabajado por más de una década en la industria farmacéutica y decidió usar su experiencia para apoyar a su país. Hoy, su fundación brinda ayuda humanitaria en Polonia, Ucrania y EEUU, enfocándose en mujeres y niños afectados por la guerra, además de asistencia médica a soldados ucranianos para que puedan volver a caminar gracias a las prótesis.

"Traemos soldados heridos a Estados Unidos para que reciban tratamiento, rehabilitación y prótesis. Luego, vuelven a Ucrania."
El trabajo de la fundación también abarca la atención a mujeres ucranianas que han sido víctimas de violencia sexual durante la guerra. "Encontramos los mejores psicoterapeutas para ofrecerles apoyo psicológico, en un ambiente seguro y anónimo", explica Elena. Este proyecto es, para ella, uno de los más conmovedores.
"Un niño sano puede ser la base de una familia fuerte en el futuro."

Elena se dedica a reconstruir la salud mental de los refugiados, especialmente de las madres que sostienen a sus familias en medio de la tragedia. Cada día, ella y su equipo luchan por dar a estos niños un poco de normalidad entre las alarmas y la incertidumbre, fortalecidos por la esperanza de una Ucrania libre.

"Solo queremos ser felices y vivir en paz, como cualquier persona normal."

Para ella su misión es clara: proteger la vida, la libertad y la alegría de su gente, con la determinación de ganar la paz.

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Créditos

Guion y dirección: Natalia López

Cámara: Natalia López

Edición de video: Daira Acevedo

Edición: Rosa Tania Valdés

Dirección general: Gesell Tobías

Diseño de sitio web: William Montealegre

Coordinación y redes sociales: Lizandra Díaz

Redes sociales: María Camila Leal y Carolina Ruiz

Web máster: Mitzi Macías

Agradecimientos especiales:
A cada una de las mujeres que participaron de este proyecto desde su lugar. Fueron muchas, no solo las que se animaron a compartir sus historias, sino también a las mujeres que crearon los puentes para que Ucranianas fuera posible hoy.